La libertad

Hoy cada vez más gente busca la libertad para vivir en paz, para estar completos. Ese es un paso básico para nuestra evolución espiritual. Pero en estos tiempos la idea de libertad está trastocada, distorsionada. Y eso  crea grandes confusiones.

El concepto mental de libertad, el programa social que hemos creado, dice que para encontrar la libertad yo tengo que poder hacer lo que quiera en cada momento sin importar lo que los demás piensen o digan, poder romper con lo que mi familia, mi pareja, la religión o la ley dice que es correcto. Con ese programa de falsa libertad nos entregamos a cumplir con todos lo que creemos que nos va a traer felicidad: relaciones, drogas, viajes, compras, comidas, conocimientos…

Ese programa de libertad nos lanza muchas veces hacia la búsqueda de lo que aprendimos como prohibido o inmoral. Y hacia todo aquello que consideramos mejor, más bueno, más emocionante, más, más. Esa búsqueda se convierte en nuestra cadena, ya que viene desde la dualidad, desde la mente racional que pone a una situación futura como mejor, más satisfactoria o adecuada que la situación actual.

La mente racional es dual. Siempre valora, juzga, etiqueta. Bueno y malo, mejor o peor. Y crea la ilusión de la necesidad de algo más para encontrar la paz. Desde la mirada neutral nada es bueno o malo, todo son puntos de vista.

La verdadera libertad, la libertad del ser, es encontrar dentro de nosotros ese espacio de aceptación plena, de paz completa en el ahora. Esa aceptación no significa dejar de actuar para crear la vida que queremos. Es actuar desde saber, sentir, que la situación actual es perfecta para lo que tengo que experimentar en este momento para mi evolución, la base de mi creación, que sucede en el ahora.

Esa libertad nos libera de la creencia de que algo mejor nos espera. Nos libera de la continua búsqueda. Nos libera de las ataduras de la dualidad bueno y malo. Entramos en un espacio de no necesitar nada más para nuestra completa realización. De no estar guiados por las emociones o los pensamientos, sino usar a estos como las grandes herramientas que son para saber dónde estamos.

La libertad del ser crea la posibilidad de estar en cualquier situación sin sentir que el otro me hace daño, o me crea sufrimiento o desequilibrio. Crea la posibilidad de vivir cada experiencia sin huir de ella. Es ser libre de decidir como queremos estar en cada momento más allá de la condición externa. Entrar en el espacio incondicional. El amor incondicional.

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