¿QUÉ ES EL AYNI?
SISTEMA DE RECIPROCIDAD DE NUESTROS PUEBLOS DEL TAWANTINSUYU
EL AYNI
El “Templo de las Manos Cruzadas Kotosh” con más de 4.000 años de antigüedad significa mucho para mí, porque me enseñó a vivir en armonía y reciprocidad, dice el j’amawta Carlos Milla Villena.
Las manos cruzadas de kotosh representa el “Ayni” es decir, la Reciprocidad y la Ayuda Mutua.
El Ayni es un sistema de reciprocidad ampliamente practicado por los pueblos del Tawantinsuyu, es la condición de principio del Inkario durante el Tawantinsuyu. El Ayni implica que quien necesita ayuda es asistido por los miembros del Ayllu, debiendo el beneficiado posteriormente retribuir asistiendo mutuamente cuando otros miembros del Ayllu lo necesiten. El ayni se practica en la siembra, cosecha de los alimentos y en diferentes actividades cotidianas del Tawantinsuyu.
Las manos cruzadas, es uno de los símbolos de reciprocidad en nuestros pueblos Ayllu (comunidades) del Tawantinsuyu.
El Ayni, La Mit’a, La Mink’a… A través de ellas se representan los valores de nuestros pueblos originarios del Khuyay (Amar), Munay (Querer), Yachay (Saber) y Llank’ay (Trabajar)…
Porque es a través de estos principios que nuestros antepasados construyeron su civilización, una civilización basada en el amor y la compasión (Khuyapayaq), y por ésto decía el Inca Garcilaso que en el Tawantinsuyu no se conocieron pobres, ni niños abandonados, ni viudas desprotegidas, ni ancianos mendigos, pues todos fueron cuidados y asistidos por la comunidad (Ayllu).
Templo de las Manos Cruzadas en Kotosh – Símbolo del Ayni, la reciprocidad del sistema Inka.
Nuestros antepasados construyeron una “cultura del cuidado” (Khuyapayaq Aylluchakuy) el cuidado de los unos a los otros, porque somos seres humanos comunitarios (Ayllu runa), en la medida en que cuidamos de los demás, a la vez nos integramos cuando cuidan de nosotros.
Este “cuidado mutuo” es el núcleo del Ayllu y está basado en el amor y sus infinitas bifurcaciones: compasión, cuidado, protección, seguridad, enseñanza, compartir, reciprocidad, laboriosidad, empatía. Pues quien ama cuida, y quien cuida practica una forma de compasión.
El ayni ademas de la reciprocidad también implica la práctica de la cultura del “cuidado mutuo”.
EL AYNI CON LA MADRE NATURALEZA
En la tradición de la Cosmovisión Andina, los seres humanos (Runakuna) somos parte de la Naturaleza y pertenecemos a ella y no al revés. Debido a que la cultura andina está centrada en la naturaleza, el Ayni sólo puede comprenderse desde una relación profunda e íntima con la Madre Tierra.
Para los pueblos originarios del Tawantinsuyu la reciprocidad con la naturaleza es un deber moral, pues la Madre Tierra (Pachamama) es quien nos da la vida, los alimentos y la existencia. En consecuencia, debemos “devolver” a la tierra lo que es suyo y no depredar hasta agotar los recursos naturales. Todo lo que hemos de tomar, debemos devolverlo.
Si se rompe el vínculo de reciprocidad (Ayni) con la naturaleza, entonces el ser humano destruye su propio hábitat y atrae el hambre, la miseria y la tragedia a la comunidad humana (Runa Ayllu). Esta ética andina del cuidado a la naturaleza, sólo puede nacer de quien ha aprendido a amar a todos los seres vivientes y a respetar toda forma de vida.
Es comprender que somos parte de una comunidad mayor, el Ayllu cósmico, pues todo está ligado e íntimamente relacionado en esta “biósfera viviente” llamada Pachamama, todo tiene una causa anterior y una consecuencia posterior.
Lo que le sucede a la montaña repercute en nosotros, si destruimos la naturaleza nos destruimos a nosotros mismos, porque nosotros somos naturaleza, somos vida colectiva (Kawsay).
EL AYNI Y LOS ANIMALES
La mejor forma de entender el Ayni es la relación entre los seres humanos y los animales. Para los pueblos andinos los animales no son “dominio” del hombre, sino sus compañeros de vida que existieron antes que los humanos y fueron muy importantes en nuestra cultura y cosmovisión, tal como lo demuestran los cementerios de animales encontrados en Moquegua, de la Cultura Chiribaya. Aquellos animales fueron enterrados con todos los honores, demostrando el amor que los antiguos runas (Inkas) tenían por los animales.
El Ayni con todos los seres vivientes implica que ellos son de vital importancia para nuestra existencia y en reciprocidad debemos cuidar de ellos y no destruirlos ni asesinarlos sin causa. Incluso una pequeña hormiga o una abeja hace posible la existencia humana. El Ayni con los seres vivientes implica cuidarlos y amarlos como a nuestra existencia misma.
EVITANDO LA MONETIZACIÓN SOCIAL Y EL CONSUMISMO.
Está claro que el dinero no juega ningún rol en este tipo de comunidad más que del mero valor de intercambio (Truqi). A diferencia de la sociedad actual que ha “monetizado” las relaciones sociales. Es decir, se “valoriza” a las personas según su posición social, rango, condición económica, laboral etc.
Esta monetización social de las relaciones de consumo ha destruido los verdaderos lazos y nexos entre los seres humanos. Cuando volvamos a tratar a las personas conforme a los dictados del corazón entonces volveremos a ser runas y la práctica del Ayni nos ayudará en este propósito. Esa es la misión, debemos volver a ser humanos, a ser comunidad. A ser runas y a ser Ayllu, a participar en la práctica de la reciprocidad y el cuidado mutuo. En el legado de nuestros antepasados está la puerta de retorno (Chakanakuy).
Fuente: hermano Salomon Monte. De Lima. Perú.
Gracias Violeta de los Andes por compartirlo.