La palabra confunde lo que nombra con lo que define,
cubre de experiencia la fresca vivencia,
filtrando sus colores y añadiéndole sabores,
transformando en concreta opinión cada informe sensación.
Ninguna palabra en sí misma tiene un significado.
Son pequeñas excusas escritas o sonoras
para el intercambio de pensamientos y emociones.
Cápsulas o pastillas, inyectables o efervescentes.
Ninguna palabra en ningún idioma
puede explicar qué soy.
Todas van después. Todas son aprendidas.
Lo que és, lo que eres, ya estaba ahí,
para que esas palabras pudieran ser aprendidas.
Si alguien me pidiera una palabra, no sé cual diría,
pero ojalá que me escuchara,
antes de las palabras.