No creo en la astrología

– Mukunda, ¿por qué no te haces un brazalete astrológico?.

– ¿Qué, debo hacerlo, Maestro? Yo no creo en la astrología.

– No es cosa de creencia; la única actitud científica que debe tomarse sobre cualquier cosa, es ver si ésta es verdadera. La ley de la gravedad operó tan efectivamente antes de Newton como después de él. El cosmos estaría en una situación muy caótica, si las leyes no pudieran operar sin la sanción de la creencia humana.

Los charlatanes han traído a la ciencia estelar a su actual descrédito. La Astrología es muy extensa, tanto matemática como filosóficamente, y no puede ser correctamente absorbida, excepto por hombres de profundo entendimiento. El ignorante no sabe leer los cielos, y ve allí sólo garabatos en lugar de una escritura, como era de esperarse en este imperfecto mundo. Pero uno no debe desechar la sabiduría junto con el sabio. Todas las partes de la creación están eslabonadas e intercambian sus influencias. El ritmo equilibrado del universo está fundado en la reciprocidad -continuó mi Maestro-.

Las estrellas no tienen conciencia de benevolencia o animosidad; ellas envían únicamente radiaciones positivas o negativas. Ellas no ayudan ni perjudican a la humanidad, pero nos ofrecen un canal apropiado para la operación exterior del equilibrio de causa y efecto que en el pasado ha sido puesto en movimiento por el hombre.

Un niño nace en tal día y en tal hora, porque los rayos celestes están en armonía matemática con su karma individual. Su horóscopo es un mapa demostrativo de su inalterable pasado y de los resultados probables del futuro. Pero el mapa natal puede ser correctamente interpretado únicamente por hombres de sabiduría intuitiva, y éstos son muy pocos.

El mensaje extensamente blasonado a través del cielo, en el momento del nacimiento, no significa un énfasis del hado o destino como resultado de un pasado bueno o malo, sino que sirve para elevar la voluntad del hombre, y así poder escapar de la esclavitud universal. Lo que él hizo puede anularlo. Nadie más que él fue el instigador de las causas cuyos efectos está actualmente experimentando en su vida. El puede vencer cualquier limitación, porque él mismo la ha creado por sus propios hechos, y porque posee recursos espirituales que no están sujetos a las influencias planetarias.

El temor supersticioso por la astrología nos hace desgraciadamente autómatas dependientes de una guía mecánica. El hombre sabio vence sus planetas, o lo que es lo mismo, su pasado, transfiriendo su alianza de la creación al Creador. Cuanto más se realice la unidad con el espíritu, menos podrá ser dominado por la materia. El alma es siempre libre; no está sujeta a la muerte, porque no tiene nacimiento. No puede ser regida por las estrellas.

El hombre es un alma y tiene un cuerpo. Cuando se da cuenta debidamente, de su identidad, deja detrás de sí todos los cartabones compulsivos. Mientras permanezca confundido en su estado ordinario de amnesia espiritual, tendrá que conocer las sutiles ligaduras de la ley en su ambiente.

Dios es armonía; el devoto que se armoniza, nunca ejecuta una acción desequilibrada. Sus actividades serán ajustadas correcta y naturalmente de acuerdo con la ley astrológica. Después de la oración y de la meditación profunda está en contacto con su divina conciencia, no hay poder mayor que el de la protección interna.

Paramahansa Yogananda junto a su Gúru, Swami Sri Yukteswar Giri.

– Entonces, querido Maestro, ¿por qué quiere usted que yo use un brazalete astrológico?. -Me atreví a aventurar esta pregunta después de un silencio prolongado durante el cual había estado tratando de asimilar la noble exposición de Sri Yukteswar.-

– Unicamente cuando el viajero ha llegado al final de su viaje puede prescindir de sus mapas e itinerarios. Durante el viaje, hace uso de todas las indicaciones. Los antiguos rishis descubrieron muchas maneras de acortar el período del exilio del hombre en el error. Hay ciertos recursos mecánicos en la ley del karma que pueden ser hábilmente ajustados por los dedos de la sabiduría.

Todos los males humanos son originados por la transgresión de alguna ley universal. Las escrituras nos enseñan que el hombre debe cumplir con esas leyes de la naturaleza sin menoscabar la omnipotencia divina. Debe decir: “Señor, creo en Ti, y sé que Tú puedes ayudarme; pero yo también pondré de mi parte para deshacer cualquier mal que haya cometido”. Y así, con diferentes medios, por medio de la oración, de la fuerza de la voluntad, por medio de la meditación según el yoga, por consultas con los santos, por el uso de brazaletes astrológicos, los efectos adversos de pasadas acciones pueden ser reducidos considerablemente o anulados del todo.

Del libro «Autobiografía de un Yogui» de Paramahansa Yogananda.

Visto en http://jyotishashastra.blogspot.com.ar/2012/03/apresiaciones-de-swami-sri-yukteswar.html

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