Himno de la Creación, del Rig Veda

Entonces el no ser no existía
ni tampoco existía el ser.
No existía el espacio etéreo
ni más allá la bóveda celeste.
¿Había algo que se agitase?
¿Dónde?
¿Bajo la protección de quién?
¿Existía el agua,
ese profundo, insondable abismo?

No existía la muerte,
ni existía lo inmortal,
ni signo distintivo de la noche y el día.
Sólo Uno respiraba,
sin aire, por su propia fuerza.
Aparte de Uno
no existía cosa alguna.

En el comienzo sólo existía
tiniebla envuelta en tiniebla.
Todo era agua indiferenciada.
Principio de devenir
rodeado por el vacío,
el Uno surgió,
por el poder de su propio ardor interno.
En el comienzo
brotó de él el deseo,
que fué el primer semen de la muerte.
Buscando en sus corazones,
gracias a la sabiduría,
los sabio encontraron
el vínculo que une al ser con el no ser.

Transversalmente extendieron su cordel.
¿Existía un abajo?
¿Existía un arriba?
Existían fecundadores,
existían energías.
Debajo estaba la potencia,
arriba estaba el impulso.

¿Quién sabe la verdad?
¿Quién puede decirnos
de dónde nació, de dónde esta creación?
Los dioses nacieron después
y gracias a la creación del universo.
¿Quién puede pues saber
de dónde surgió?

Aquel, que en el cielo supremo es su guardián,
sólo aquél sabe
de dónde surgió esta creación,
ya sea que él la hizo, ya sea que no
o tal vez ni él lo sabe

Abuela Margarita

La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, se crió con su bis abuela, que era curandera y milagrera. Practica y conoce los círculos de danza del sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de visión.

Ella nos dice: «Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre Sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno.»

-¿Dónde vamos tras esta vida?
-¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. Las muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si quieres.

-¿Cómo que si quieres…?
-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella.

-Ya se la ve a usted sabia, abuela.
-El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar.

-¿Con quién?
-Con el fuego. “Yo estoy en ti”, me dijo. “Ya lo sé”, respondí. “Cuando decidas morir retornarás al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?”, dijo. “¿Cómo lo hago?”, pregunté.

-Interesante conversación.
-”Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?”.

-¿Y para qué quieres el cuerpo?
-Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos. Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.

-Hola.
-El muertito más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90 años. Tres meses antes de morir decidió el día. “Si se me olvida -nos dijo-, me lo recuerdan”. Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: “Ahora me voy a descansar”. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis tías…

-Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?
-Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: “Al anochecer vengan a por mi cuerpo”. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que hizo mi papá?

-¿Qué hizo?
-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: “Habla de mí”, así que le voy a hablar de ella.

-Su hija, ¿también decidió morir?
-Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin sentido.

-¿Qué merece la pena?
-Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la Tierra es nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. “¿Cómo voy a ser propietario de la Madre Tierra?”, decían.

-Aquí la tierra se explota, no se venera.
-¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y somos tierra, cosmos y gran espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.

-¿Cuál es la misión de la mujer?
-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de sentido. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo quiero decirle algo a todo el mundo…

-¿…?
-Que pueden usar el poder del Gran Espíritu en el momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.

-Hay muchos creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les concede.
-Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué es lo que necesitas. Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a adorar imágenes en lugar de adorarnos a nosotros mismos y entre nosotros.

-Mientras no te empaches de ti mismo.
-Debemos sutilizar nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las capacidades, entender. Entonces es fácil curar, tener telepatía y comunicarse con los otros, las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus capacidades para hacer el bien, la vida es deleite.

-¿Desde cuándo lo sabe?
-Momentos antes de morir mi hija me dijo: “Mamá, carga tu sagrada pipa, tienes que compartir tu sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré”. Yo vi con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos. Experimenté que la muerte no existe. El horizonte se amplió y las percepciones perdieron los límites, por eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible?

-Sí.
-Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento: “Llegará el día en que se volverá a compartir en círculos abiertos”. Creo que ese tiempo ha llegado.

– Abuela Margarita (Entrevista, Diario La vanguardia, 2007)

Abuela Margarita

Mujer indígena

En el día internacional de los pueblos indígenas (que es el día de todxs), desde reflexionesporadica dedicamos la entrada de hoy a la mujer indígena, a la mujer conectada a la tierra, a la madre tierra.mujer indígena

Soy mujer indígena, hija de la Madre Tierra y del Padre Sol.

Pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como un tesoro. Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo…

Soy feliz en este paisaje.

Tengo tiempo para contar las estrellas.
Tiempo para poner mis sueños al día.
Para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los Espíritus.

Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento.
Teñir la lana para hacer el tejido.
Hacer medicina como me enseñó mi abuela.
Cantar al nuevo día.

Sé amansar sencillamente, con fidelidad y con ternura

Soy mujer indígena

Mujer, como la Madre Tierra, fértil, callada, protectora y fuerte

Sé cuando mi mundo está en peligro.
Y sé cuándo las cosas son buenas o no.

No entiendo de muchas cosas:

A la gente del gobierno que vienen con muchas promesas, palabras de aire, cuando hay elecciones, y después nada. A los que vienen a querer cambiar mi mundo, mis vestidos, mi espiritualidad. A los que nos roban. A los que experimentan con nuestros hijos o les sacan sus órganos para los winkas ricos. A los que mienten. A los que nos sacan de las tierras. A los que nos explotan. A los que intercambian arte y tejidos por comida o alcohol y me pagan una miseria por el trabajo de meses.

No entiendo a los que se hacen mis amigos para sacarme conocimientos. A los que vienen con grandes máquinas para talar el bosque; a los que agujerean la tierra para sacarle su sangre. A los que esconden en la comunidad basura en bidones para contaminarnos. A los que nos ponen vacunas. A los que experimentan con nuestra sangre. A los que tienen buena fe y creen que vienen a ayudarnos a integrarnos poniéndonos cables de luz y trayendo la “caja boba” para confundirnos. A los que nos ponen zapatos. A los que quieren cambiarnos nuestras costumbres ancestrales. A los que nos miran como un bicho raro y nos sacan fotos. A los que quieren que bailemos por dinero.

No entiendo a los que vienen con muchas palabras bonitas a hacer iglesias en nuestros lugares sagrados. A los que intentan esclavizarnos con dependencias ajenas a nuestras culturas. A los que entran armados en nuestras tierras para echarnos. A los extranjeros que vienen de guerrilla a enfrentarnos con los militares y luego se van protegidos a sus lejanas tierras… A veces las cosas se ponen peor para nuestra gente, nos apresan, nos matan…Tampoco entiendo a los que nos desprecian, a los que nos ignoran, a los que no les importo nada y nos roban todo, hasta la dignidad.

Soy mujer indígena y sé lo que quiero; cambiar las cosas; esas cosas que duelen dentro y se van agrandando, como la impotencia, el desamparo, la destrucción, las palabras incumplidas, el desamor y ese sentimiento de estar siendo violada constantemente.

Quiero gritar: – ¡Déjenme en paz!… Quiero seguir viviendo así simplemente, con la tierra y mi gente, la que ríe, la que crea, la que vibra la vida así como es, sin alterar las cosas, la que comparte, la que acaricia, la que no tiene prisa y ama sin esperar nada; la que no se aburre.

Quiero que nos respeten.
Soy mujer de la tierra, fuerte como el árbol que resiste al viento; como el junco en la corriente;

Firme como la montaña más alta;
Frágil como el colibrí;
Dulce como los atardeceres.

Soy mujer indígena, Hija Mayor de la Tierra y el Sol, desde siempre y para siempre.

El espíritu de los árboles

Los insectos son capaces de usar plantas como si fueran teléfonos y comunicarse, a través de ellas, con otros insectos. Pero no sólo eso. Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores holandeses ha revelado que, por medio de esas mismas plantas, los insectos pueden «grabar mensajes» en el terreno circundante. Mensajes que pueden después ser «escuchados» por otros insectos. Los resultados de este sorprendente estudio se publicarán próximamente en la prestigiosa revista Ecology Letters.

Hace ya unos años, los científicos del NIOO descubrieron que algunas clases de insectos herbívoros, tanto subterráneos como de superficie, eran capaces de comunicarse entre ellos utilizando las plantas como si fueran teléfonos. El sistema funciona como sigue: al ser devoradas sus raíces por algún insecto subterráneo, las plantas realizan sutiles cambios en la composición química de las hojas, que de esta forma emiten tenues señales al aire.

Esas señales sirven para «convencer» a los insectos de superficie para que seleccionen otras plantas para alimentarse y así evitar la competencia, o escapar de las defensas venenosas generadas por la planta. Pero la cosa no acaba aquí.

El nuevo estudio muestra que los insectos son capaces de dejar mensajes que quedan «grabados» en el suelo incluso después de haberse alimentado de la planta. Y que esos mensajes, que contienen detalles concretos sobre las plantas, pueden pasar a futuras plantas que crezcan en el mismo terreno y ser transmitidos después, por lo tanto, a otros insectos diferentes.

Se trata, además, de mensajes muy específicos y llenos de significado: las nuevas plantas pueden «contar» cuánto sufrieron sus predecesoras a causa de las orugas que se comieron sus hojas. O de los insectos que devoraron sus raíces. Es decir, transmitir a otros insectos detalles sobre su sabor o grado de comestibilidad.

«Las nuevas plantas -explica Olga Kostenko, investigadora del NIOO y autora principal del estudio- decodifican un ´mensaje de voz´ que llega del pasado y lo pasan a la siguiente generación de insectos herbívoros, sus enemigos. De esta forma, los insectos reviven el pasado». Se ha comprobado que estos mensajes influyen de forma decisiva en el crecimiento y en la manera de comportarse de estos insectos. Las comunidades actuales de insectos resultan, de este modo, influenciadas por los mensajes dejados por las generaciones anteriores.

«Lo que descubrimos -explica Kostenko- es que la composición de los hongos del terreno cambiaba de manera radical tanto si los insectos habían devorado raíces u hojas. Esos cambios en la comunidad de hongos, a su vez, afectaba al crecimiento y a la química de la siguiente hornada de plantas, y por lo tanto a los insectos de esas nuevas plantas». En otras palabras, el crecimiento y el sabor de las nuevas plantas crecidas en el mismo terreno reflejaban fielmente las condiciones en las que habían vivido las plantas anteriores. De esa forma, las nuevas plantas podían transmitir esos «mensajes» grabados en el suelo a todos sus enemigos.

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Esto me recuerda a una película de mi infancia, FernGully, donde las hadas del bosque se conectaban a través del espíritu de los árboles para comunicarse entre ellas y sus antepasados. ¿No es esto lo mismo, pero quitándole la poética a la explicación?

Por cierto, yo también, como mucha otra gente, me sumo al reclamo de que Avatar es un remix 3D de FernGully.

FernGully Trailer, que recuerdos

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