Los Koguis vuelven al mar

Hace cinco siglos, antes de que los españoles hicieran del Caribe su ruta a las Indias, gran parte de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta vivían a orillas del océano, emprendían largas travesías en busca de pescado y recolectaban caracuchas, similares al caracol, que consumían trituradas y mezcladas con hojas de coca para pensar y comunicarse mejor.

“El mar era la madre”, dice el mito de creación de los koguis. Sin embargo, según cuenta Alessandro Martínez, del grupo de arqueología del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, con la llegada de los “bárbaros” muchos indígenas fueron sometidos y esclavizados hasta desaparecer, y los que sobrevivieron buscaron refugio en la montaña litoral más alta del mundo, la Sierra Nevada de Santa Marta, donde el clima y las pendientes detuvieron a los españoles en su empresa conquistadora.

Allá han vivido por décadas koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos, cuatro pueblos que cambiaron la pesca por la agricultura y terminaron adaptándose a una vida lejos del mar. Sin embargo, con las olas dejaron buena parte de sus sitios sagrados, “donde los mamos (sus máximas autoridades) se concentran, traen las ideas, la fuerza para gobernar, cuidan el equilibrio entre hombre y naturaleza e impiden tanta catástrofe”, según comenta José de los Santos Sauna, cabildo gobernador de los koguis.

Sigue leyendo

Amor transparente

Hay una idea de amor en el inconsciente colectivo que viene del ideal mental de amor, una ilusión de armonía en la que no hay límites. Pero precisamente nosotros vinimos a este planeta a experimentar los límites y la separación, el espíritu dentro de un cuerpo que le pone límites  físicos y lo separa en la materia del resto. Y a transcender eso.

Pero trascenderlo no significa que no haya límites. Significa que los límites sean para llevarnos hacia el Amor, que la separación sea para entender la Unidad. Es como el río. Cuando el agua no tiene límites se estanca, se convierte en pantano y no fluye. El cauce del río es el límite para el agua, que crea el movimiento y que lo conduce siempre hacia el mar, sin excepción. Ese Mar es el verdadero amor.

Es como elegir comer sano y sin causar sufrimiento. Es una decisión de amor hacia uno mismo y la vida. Y eso conlleva muchos límites, dejar de aceptar que entren a nuestro cuerpo alimentos que sabemos que son perjudiciales o que crean sufrimiento en el mundo. En las relaciones con las personas es igual. Todos somos Amor en nuestra esencia, pero no todos estamos viviendo en este momento nuestra esencia, hay muchos programas, muchas capas, muchas mentiras que vivimos en cada día.

Y para relacionarnos con todas las personas desde el Amor y ver en ellas el Amor hay que poner límites, no aceptar que entren en nosotros esas energías. Aceptar que existen y no juzgarlas, pero no engullirlas, no reaccionar a ellas. Ahí recién podremos despejar de en medio todo ese humo y ver claramente el Amor en cada Ser. Como dice Simón: «Yo sólo me relaciono con el Amor transparente».

La urgencia de la transformación

Cuando una forma individual de vida —o una especie— se enfrenta a una crisis radical, cuando el antiguo modo de estar en el mundo, de interactuar con los demás y con el reino de la naturaleza ya no funciona, cuando la supervivencia se ve amenazada por problemas que parecen insuperables, o bien muere o se extingue, o bien se alza por encima de las limitaciones de su condición mediante un salto evolutivo.

Se cree que las primeras formas de vida de este planeta evolucionaron en el mar. Cuando todavía no existían animales en tierra firme, el mar estaba ya rebosante de vida. Entonces, en cierto momento, una de las criaturas marinas empezó a aventurarse en la tierra seca. Puede que al principio se arrastrara unos pocos centímetros y después, agotada por el enorme tirón gravitatorio del planeta, regresara al agua, donde la gravedad es casi inexistente y donde podía vivir con mucha más facilidad. Y después lo volvió a intentar, una y otra vez, y al cabo de mucho tiempo se adaptó a vivir en la tierra, le crecieron patas en lugar de aletas, pulmones en lugar de branquias. Parece improbable que una especie se aventure en un ambiente tan ajeno y experimente una transformación evolutiva a menos que se vea obligada a hacerlo por alguna situación de crisis. Puede que una extensa zona de mar quedara aislada del océano principal, y que el agua fuera retrocediendo poco a poco durante miles de años y obligara a los peces a abandonar su hábitat y evolucionar.

Responder a una crisis radical que pone en peligro nuestra supervivencia: ese es ahora el reto al que se enfrenta la humanidad. La disfunción de la mente humana centrada en el ego, reconocida hace ya más de 2.500 años por los antiguos maestros y ahora magnificada por la ciencia y la tecnología, está poniendo en peligro por primera vez la supervivencia del planeta. Hasta hace muy poco, la transformación de la conciencia humana —también planteada por los antiguos maestros— no era más que una posibilidad, reconocida por unos pocos individuos aquí y allá, independientemente de sus marcos culturales o religiosos. No se dio un florecimiento general de la conciencia humana porque todavía no era imperativo.

Una parte importante de la población mundial se dará cuenta muy pronto, si no se ha dado cuenta ya, de que la humanidad se enfrenta a una disyuntiva tajante: evolucionar o morir. Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia de una nueva dimensión de conciencia.

Lo que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final, no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas de creencias. El cambio va más allá del contenido de tu mente, más allá de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti mismo que es infinitamente más vasta que el pensamiento. Entonces, ya no derivas tu identidad, tu sentido de quién eres, del incesante flujo de pensamiento que en la vieja conciencia creías que eras tú. Qué liberación, darse cuenta de que no somos «esa voz en la cabeza». Pero entonces, ¿quién soy? El que observa eso. La conciencia que es anterior al pensamiento, el espacio en el que tiene lugar el pensamiento (o la emoción, o la percepción sensorial).

El ego no es más que esto; la identificación con la forma, lo que básicamente significa formas de pensamiento. Si el mal tiene alguna realidad —y tiene una realidad relativa, no absoluta—, esta es también su definición: la completa identificación con la forma, formas físicas, formas de pensar, formas emocionales. El resultado es una total inconsciencia de nuestra conexión con el todo, de nuestra unidad intrínseca con todos los «otros» y también con la Fuente. Este olvido es el pecado original, el sufrimiento, el autoengaño. Cuando esta falsa ilusión de ser algo completamente aparte sirve de base y gobierna todo lo que pensamos, decimos y hacemos, ¿qué clase de mundo estamos creando? Para encontrar la respuesta, observa cómo se relacionan los humanos unos con otros, lee un libro de historia o mira los telediarios.

Si las estructuras de la mente humana permanecen inalteradas, siempre acabaremos recreando básicamente el mismo mundo, los mismos males, la misma disfunción.

Un nuevo cielo y una nueva tierra

La inspiración para el título de este libro vino de una profecía de la Biblia que ahora parece más aplicable que en ningún otro momento de la historia humana. Aparece tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, y habla del hundimiento del orden mundial existente y el surgimiento de «un nuevo cielo y una nueva tierra». Aquí tenemos que comprender que el cielo no es un lugar físico, sino que se refiere al reino interior de la conciencia. Este es el significado esotérico de la palabra, y también es el significado que tiene en las enseñanzas de Jesús. La tierra, por su parte, es la manifestación externa con forma, que siempre es un reflejo de lo interior. La conciencia humana colectiva y la vida en nuestro planeta están intrínsecamente conectadas. «Un nuevo cielo» es la emergencia de un estado transformado de la conciencia humana, y «una nueva tierra» es su reflejo en el plano físico. Como la vida humana y la conciencia humana son intrínsecamente una unidad con la vida del planeta, cuando la vieja conciencia se disuelva tendrá que haber trastornos naturales geográficos y climáticos, sincrónicos en muchas partes del planeta, y ya estamos presenciando algunos de ellos.

Eckhart Tolle
(Extracto del libro: Un nuevo mundo, ahora)

Petroleo en Canarias

Estimado Sr. Presidente del Gobierno de Canarias y Sra. Consejera responsable del área de energias:
El permanente intento de la compañía REPSOL por realizar prospecciones en aguas cercanas a las Islas de Lanzarote y Fuerteventura ha tomado un nuevo impulso tras la llegada del nuevo Ministro competente en energía, el canario José Manuel Soria. Las manifestaciones de este señor sobre la reactivación de estas prospecciones contradicen por completo lo que está ocurriendo en un caso muy similar entre Valencia y Baleares, donde este mismo Ministro se ha comprometido a paralizar un caso muy parecido de prospecciones en el Mediterráneo.
Resulta totalmente indignante que lo que en Valencia y Baleares (donde gobierna del PP) se pretende paralizar por el PP, supuestamente para la defensa del sector turístico de la zona, en Canarias -donde estaba paralizado judicialmente-, se esté intentado reactivar. Pero esta indignación es aún más grave, puesto que el caso canario es aún peor que el caso mediterráneo, por los siguientes motivos:
1.- La biodiversidad del área y la concentración de cetáceos, las especies que más sufrirían estas prospecciones, es muy superior en el caso canario
2.- La permanente tensión existente con Marruecos por no estar definida la mediana entre el Archipiélago y este país, se podría ver gravemente incrementada
3.- Las profundidades a las que se encuentran el posible gas y petróleo es muy superior en el caso canario y a más profundidad, mayor impacto y mayor riesgo, como el accidentede la BP del Golfo de Méjco
Por todo esto, y dada la ambigüedad del actual Gobierno Canario sobre este tema, le exigimos que desde el Gobierno canario se manifieste un claro y rotundo rechazo a esta barbaridad que nos acarrearía gravísimas e impredecibles consecuencias.

La Gran Ola, el nuevo Tsunami. El 15M.

Que inmensa fuerza que tiene un Tsunami. Cómo es capaz de modificar todo aquello que toca. Una Gran Ola. Pero en realidad un Tsunami no es «una» ola. Un Tsunami son millones de gotas de agua avanzando en una misma dirección. Así puede ser el 15M. Esa es su gran fuerza.

Incluso dentro del Tsunami, dentro de cada ola, hay gotas que van en direcciones opuestas, mientras algunas gotas bajan por la cresta otras suben y otras avanzan. Pero en conjunto crean un gran movimiento y una fuerza devastadora. Igual pasa en el 15M, en las asambleas puede parecer que hay opiniones contrapuestas, que nunca se llega a una decisión, que no vamos en la misma dirección. Y realmente no vamos en la misma dirección, pero formamos parte de la misma ola. La suma de tu dirección y la mía es la que crea el movimiento. Esa es la magia de pensar diferente y llegar a un acuerdo. Que avanzamos juntos. Esa es la magia de que se escuchen diferentes voces para cada decisión, y no que se delegue todo el poder de decididir en una sola persona o grupo ideológico.

Pero en realidad esto es mucho más que el 15M, porque para que la ola se sostenga tiene que estar debajo una masa de agua, formada a sus vez por muchas más gotas. Por esa gota que decide comprar orgánico en vez de en el carrefour, por esa otra que intenta conocer la versión de medios alternativos, por esa gotita que llega a su casa y pone nuevos cubos para reciclar, por la gota que decide poner su dinero en una banca ética, alguna que decide no comprar más a una marca que explota recursos/personas en otro país, y por todas esas gotas que se deciden a no aceptar que el mundo sea una mierda autodestructiva.

Así toda esa masa de agua, de gotas, aparentemente quietas, sirven para el avance poderoso de La Gran Ola. Y juntxs avanzan. Así puede ser el 15M, así puede ser nuestra sociedad, si cada uno aportamos nuestra gota.

  «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.»

María Teresa de Calculta

Gracias Chuso

En vez de la nouvelle vague nuestra generación puede ser la grande vague.